miércoles, 4 de noviembre de 2015

Carta COEFA a decanato



7 de octubre, 2015

Sra. Clara Luz Cárdenas Squella
Decana de la Facultad de Artes
Presente,

Durante los últimos 4 años, como estudiantes de la Facultad, nos hemos movilizado constantemente en busca de la mejora de nuestro espacio. Consideramos que la Facultad de Artes de la Universidad de Chile es un lugar con un increíble potencial, una gran historia y que podría aprovecharse mucho más que hoy en día. Sin embargo, también a lo largo de los años, hemos sido testigos una y otra vez, de cómo la negligencia e ineficiencia de las autoridades a cargo han mantenido a la Facultad es un estado de deterioro, precariedad y crisis del cual, en este momento, difícilmente podrá salir si no se generan cambios radicales.

Este año no se mantuvo ajeno a nuestras demandas y, luego de más de dos meses de toma y movilización, se acordó, con representantes de todos los estamentos, la conformación de una Mesa de Desarrollo Integral, la cual tiene como principal objetivo la creación de un proyecto académico unificado para la Facultad, a través de un proceso transparente y democrático donde la comunidad pueda dialogar y definir el futuro de todo el espacio. Sin embargo, al margen del trabajo de la MDI, han ocurrido diversas irregularidades y situaciones que exceden el quehacer de esta y exhiben, una vez más, los problemas de la Facultad. Es nuestra intención en esta carta exponer algunas de estas situaciones y revisar también el proceder que han tenido las autoridades de la Facultad para resolver estas  y los acuerdos y problemas surgidos en años anteriores.

Hemos sido informados de que, en el marco de la discusión que se ha dado en el Grupo de Trabajo de Presupuesto convocado por la Rectoría luego de la no ratificación del presupuesto de este año, la Facultad fue convocada a exponer su situación en vías de generar propuestas que contribuyan a la mejora de la situación presupuestaria.
Por diversas vías nos hemos enterado de que las presentaciones de la Facultad, en ese grupo de trabajo, han logrado exponer las particularidades propias del quehacer artístico y la complejidad de la labor académica de nuestro espacio. Sin embargo, estas también dejaron en evidencia los problemas estructurales y de gestión que, como estudiantes, hemos diagnosticado sistemáticamente; esto quedó ejemplificado en el proyecto presentado por la Facultad ante la solicitud de elaborar uno que exhibiera el déficit. El problema ocurre cuando dicho proyecto se configura como una suma de diversas actividades, tanto de los departamentos como de las diferentes unidades, que no dan cuenta de déficit alguno, poniendo a la Facultad y su credibilidad en una situación precaria y vergonzosa frente al nivel central. El Grupo de Trabajo llegó a diversas conclusiones y generó una propuesta en la que está incluido un apoyo profesional interno a la Universidad, bajo tutela de la VAEGI. Hemos sido informados que la actitud de las autoridades de la Facultad frente a tales propuestas ha sido reticente, pese a los beneficios que podría traer para la comunidad toda. Si bien entendemos que la política presupuestaria de la Universidad genera grandes inequidades, y que eso sumado a las particularidades de la Facultad la pone en una situación delicada, creemos que esa no es la única causa del problema: la crisis de gestión es real y los costos de no tomar acciones de manera rápida son demasiado altos para la comunidad académica.

Por otra parte, es sabido que la lógica de construcción del presupuesto de la Facultad es una lógica fragmentada. En diversas instancias hemos presenciado los costos que ha conllevado el hecho de construir lineamientos transversales de Facultad pidiendo a cada unidad hacer llegar sus requerimientos, y sabemos que pese a los acuerdos que se han definido para generar una política presupuestaria integrada, este año se volvió a solicitar por parte de la Dirección Económica y Administrativa a los Departamentos, sus proyecciones de manera individual. Entonces, nuevamente se vuelve a construir el el presupuesto sin una conversación previa y sin transparencia en los datos, pese a ser esta lógica la que nos ha llevado a la situación de déficit presupuestario en la que estamos actualmente inmersos. Esa petición parcelada se hace aún más grave en el contexto actual; uno en el que la Facultad no ha logrado resolver su problema presupuestario, en el que se evidencia un desorden administrativo en la gestión económica interna, y en el que la Facultad se resiste al apoyo del nivel central.

Así mismo, la Comisión Económica del Consejo de Facultad ha tenido un desempeño nefasto, entendiendo que el principal objetivo de esta era realizar una evaluación al presupuesto de la Facultad, haciéndose cargo del déficit de la misma. Al el día de hoy, no se ven los productos comprometidos, la comisión no sesiona con regularidad y el único acuerdo que logró fue contratar una asesoría a una empresa externa que realizaría un diagnóstico y apoyaría a la comisión en su labor, pero la ejecución de la misma se ha retrasado debido al ofrecimiento de la asesoría interna por parte de la VAEGI, que fue cuestionada e incluso catalogada de intervención por algunos miembros de la comisión.

Las situaciones mencionadas anteriormente son, a nuestro juicio, el resultado y el reflejo de las mismas problemáticas que como estudiantes expresamos en nuestras declaraciones y diagnósticos durante la movilización llevada a cabo durante los meses de mayo y julio del presente año. Este diagnóstico abarcaba las diversas áreas que se encuentran en nuestro espacio: académica, administrativa, disciplinar, económica, etc. y se generó, en parte, a partir de la recopilación y evaluación de documentos y petitorios anteriores, especialmente de aquellos acuerdos incumplidos, los cuales datan del año 2011 a la fecha.

Podemos observar una lista prácticamente interminable de acuerdos y comisiones que han fallado y no han cumplido con sus objetivos, en cada una de las sedes. Ejemplos de esto son la inexistencia de una CIC Central a la Facultad, que estaba contenido en las Condiciones Hacia una Nueva Normalidad, petitorio transformador y totalmente incumplido, la deficiencia en los protocolos de emergencia elaborados y presentados por el SEMDA, la falta de preocupación por la adaptación de los espacios para la integración e inclusión de todos los estudiantes de la Facultad y sobre todo el no cumplimiento de diversos acuerdos que se relacionan directamente con la infraestructura, mantención y seguridad dentro de las tres sedes.

En este punto es que enfatizamos la ineficiencia de la Facultad para hacerse cargo de su propio espacio, por problemas administrativos, económicos y de gestión, a pesar de que como estudiantes hemos realizado múltiples llamados de atención y movilizaciones para solucionar estos problemas. El año pasado fue acuerdo en la movilización de la sede Las Encinas la implementación de un espacio adecuado y seguro para el trabajo con ácidos, cosa que aún no sucede. Este año todos fuimos testigos del “descenso no programado” del ascensor en la sede Compañía, frente a lo cual la Facultad aún no soluciona el problema. 

A esto se le suma un último incidente, uno gravísimo. El día sábado 3 de agosto, se desprendió el cielo de la Sala Elefante. Las imágenes del estado actual son tan devastadoras como tristes las respuestas que las autoridades han tenido frente al incidente, sin hacerse cargo de lo ocurrido y sin comprender la gravedad de la situación, donde, nuevamente, personas podrían haber sido fatalmente afectadas. La Sala Elefante alberga uno de los proyectos más queridos del estamento estudiantil: el Centro Cultural Espacio Elefante, que es un trabajo de varios años que transformó una sala en pésimas condiciones y subutilizada en un centro cultural emergente que cada vez se hace más sólido, con un sello interdisciplinar y experimental que se plasma en cada temporada que levanta, y con un público cautivo que crece actividad a actividad. El equipo de gestión del centro cultural está compuesto por estudiantes de distintas carreras de la Facultad quienes a puro pulso y voluntad han hecho un trabajo de extensión autogestionado de gran calidad.

Luego del incidente, el día 5 de octubre el Decanato convocó a una reunión a los integrantes del Centro Cultural Espacio Elefante, representantes estudiantiles, el Director del DMUS y los académicos que trabajan en la sala, donde se explicitó la postura oficial del Decanato. Se solicitó a profesionales una revisión de la sala y que no se tomarán medidas hasta tener un resultado oficial del estudio. Las respuestas de la Dirección Económica y Administrativa y del arquitecto dieron cuenta de la ligereza e irresponsabilidad con la que se tratan temas tan sensibles como la seguridad en nuestros edificios. Ante la pregunta por los estudios previos a la implementación de la infraestructura de iluminación que consideraba el proyecto, transparentaron que no hubo estudio alguno de factibilidad para la instalación de las luminarias y la barra que la sustentaba. No se revisó si el techo de la sala soportaba la nueva infraestructura para darle el vamos al proyecto. La pregunta sobre la periodicidad de revisión y mantención del edificio fue respondida de una manera totalmente irresponsable: que el edificio se revisaba luego de los terremotos, pero que sin embargo no se hizo para el ocurrido el pasado 16 de septiembre. Ni siquiera hubo respuesta ante la pregunta por el trabajo del comité paritario, que debe ocuparse de la seguridad laboral.

El incidente terminó con el cierre de la salas Elefante e Isidora Zegers hasta nuevo aviso, con los costos que eso implica para las labores de Docencia y Extensión de la Facultad, y sobre todo, sin ninguna responsabilidad por parte de las autoridades correspondientes. El problema es que alguien estuvo a cargo del proyecto, alguien aprobó las acciones y la implementación de las mismas, y en este momento nadie se hace responsable.
Es imposible ignorar el esfuerzo que el CCEE hace cada día para mantener el proyecto de la Sala Elefante y lo que este significa para toda la comunidad de la Facultad. Es impresentable que las autoridades no se expresen realmente por lo ocurrido y evadan su responsabilidad, siendo un incidente tan grave y peligroso como el ocurrido.

Este último incidente demuestra que la negligencia y la desidia por parte de la administración de la Facultad han pasado de un nivel a preocupante a uno peligroso. ¿Qué debe pasar para que reaccionemos? ¿Debe haber pérdidas humanas para que la autoridad se haga cargo de las problemáticas de la Facultad?
Es claro que, el peligroso incidente, el déficit y la crisis dentro de la Facultad afecta todos los ámbitos mencionados anteriormente, y que las autoridades se muestran incapaces de reaccionar frente a esta. Sin embargo, le hacemos un llamado a usted, Decana, para que por una vez se responsabilice por los eventos ocurridos y cumpla los compromisos y acuerdos que la Facultad ha tomado con su comunidad, los cuales se ven ignorados constantemente. Quisiéramos poder confiar en que se tomarán las medidas necesarias para que la situación dentro de la Facultad mejore, pero sabemos, por experiencia, que esto difícilmente ocurrirá.

Es en este escenario que exigimos explicaciones y respuestas inmediatas que puedan comunicarse de manera clara y transparente a toda la comunidad de la Facultad. Creemos imprescindible que sean todas las autoridades de la Facultad las que presenten estas respuestas, y esperamos que el Decanato más los directores de los cinco departamentos académicos, de cada una de las direcciones y las tres escuelas, y esperamos que se convoque a los representantes de la comunidad al más breve plazo para conocer las medidas que se tomarán en este crítico contexto. Entendemos los hechos ocurridos y la situación actual de la Facultad como un contexto que no puede esperar más a ser atendido, y de no hacerse cargo la autoridad de la Facultad nos veremos en la obligación de apelar a instancias superiores.


Coordinadora de Estudiantes de la Facultad de Artes
Universidad de Chile

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